lunes, 28 de noviembre de 2011

EL TIEMPO

Hoy quiero hablar del tiempo, sí, del tiempo, los días de frío, de calor, nublados, secos... Hay gente que cree que hablar del tiempo no es algo bueno, que la gente que habla del tiempo es porque no tiene nada que decir y habla sin más... Probablemente en cierto modo tienen razón, pero yo tengo mi propia teoría para la gente que habla del tiempo. Para mí hablar del tiempo no es algo malo, sino todo lo contrario. Hablar del tiempo no significa que no tengas nada que decir, sino que realmente quieres hablar, y creo que el hecho de que alguien quiera hablar contigo es algo bueno, insito, creo...
Tenemos la mala costumbre de querer siempre ir directos al grano, de tener conversaciones interesantes, claras, que no dejen lugar a dudas, conversaciones en las que lo dicho es totalmente obvio, y yo en cierto modo, hay en muchas ocasiones en las que también he preferido eso, pero realmente creo que nos perdemos un montón de cosas buenas. Cuando hablas del tiempo como decía, son ganas de hablar con otra persona, son ganas de que la otra persona comparta contigo impresiones y en cierto modo también sentimientos. Son ganas de querer conocer a otro y eso es algo bueno, creo...
Había un señor en mi pueblo, donde paso algunos días en verano, allí en las montañas alcarreñas, que siempre hablaba del tiempo. Muchas veces nos reíamos porque no hablaba de otra cosa, en el fondo, creo que lo que necesitaba era simplemente hablar con alguien, darse a conocer, y qué mejor manera de empezar que hablando de como se presenta el día... Este hombre, "el hombre del tiempo" que es así como le llamábamos, probablemente conoció a muchas más personas que otras que buscan en la conversación algo totalmente obvio, porque gracias a estas conversaciones sobre el tiempo pudo saber un poquito de la personalidad y de los gustos de esas personas, y muchas veces algo tan simple como eso, nos cuesta un mundo averiguarlo por querer preguntarlo de una manera demasiado elocuente.
Esta mañana un amigo, me ha llamado algo preocupado. Me ha contado que habla con una especie de "desconocido" de vez en cuando y que le resulta una persona interesante y divertida, pero esta mañana, para su disgusto le ha hablado del tiempo. Naturalmente mi amigo, es de esos que buscan siempre en las conversaciones algo a sacar en claro. Es de esos chicos de poca paciencia que quieren que las cosas sucendan rápido porque tiene mucho miedo al paso del tiempo y claro estaba bastante preocupado por que temía que las cosas no estuvieran yendo como a él le gustaría. Yo esta mañana que me he levantado contento, de un frío feliz, le he dicho que si su desconocido le hablaba del tiempo, le estaba diciendo muchas más cosas que en cualquier otra conversación que hubieran tenido. Este desconocido, me ha contado mi amigo, estaba estúpidamente feliz porque había sacado su bufanda ¿Acaso es malo que alguien te haga partícipe de su felicidad? No veo donde estaba la preocupación de mi amigo. Además le estaba dando algunos detalles de su persona, y otros que quizá pueda imaginar y se vaya haciendo una idea. Hablar del tiempo te permite hacer ese tipo de cosas, saborear esos momentos de incertidumbre en los que no sabes bien cómo acertar, en los que te da miedo equivocarte... Yo antes tenía mucho miedo a esos momentos, tanto, que siempre acababan por salirme mal las cosas, porque no me gustaba hablar del tiempo, quería ir directo al grano, que todo pasara ya, era en cierto modo como amigo y así no se disfruta. En cosas tan simples como hablar de frío o de calor, se pueden encontrar pequeños detalles que te alegran el día, que te dejan conocer gente y comprobar que esa gente quiere compartir esos pequeños detalles contigo. Pero bueno, que me desvío del tema. Mi amigo estaba preocupado por eso, pero al final su gran desconocido le ha hecho un regalo increíble, yo me moría de envidia, porque a mí hace mucho tiempo que no me regalan algo así... Su desconocido, le ha dicho que su alusión sobre el frío que hacía, había sido su primer pensamiento al despertar... A algunos probablemente les parecerá una gilipollez, yo creo que el hecho de que alguien te regale su primer pensamiento es impresionante, porque te está regalando porque sí, una parte totalmente sincera y verdadera de él mismo, al fin y al cabo, lo más real que hay en nosotros, es lo que pensamos al acostarnos y al levantarnos. Asi que mi amigo es un gran afortunado por haber tenido hoy, su propio "hombre del tiempo". Y la verdad que si nos esforzáramos mucho más en tener a muchos hombres y mujeres del tiempo quizá la vida sería mucho más sencilla de lo que parece, pero insisto, y como he dicho anteriormente, creo...
Yo envidio a mi amigo, porque ha pasado un día genial, pensando en el tiempo, en el frío, en lo que implica el invierno, en las ganas de verano... y en su desconocido.
Pero yo, visto lo visto, desde hoy, no pienso dejar escapar a un sólo hombre o mujer del tiempo.

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Y como se trata de hablar...

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